El Árbol de Navidad
Cuando llegaba diciembre los hogares del norte de Europa se adornaban con arbolitos para darle la bienvenida a Hertha, diosa del hogar. El origen del arbolito de Navidad, por tanto, se encuentra en la mayoría de los cultos de la Europa antigua, principalmente germanos y también en Grecia Era en los lugares de grandes arboledas que los antiguos germanos construían sus templos.
Lo mismo sucedía en la antigua Galia (Francia) donde la encina era considerada un árbol sagrado sobre el que los Druidas, sacerdotes, juntaban el muerdago. En la mayoría de estas creencias los árboles aparecen como morada de de los dioses, especialmente de las dríadas, ninfas protectoras de los bosques.
El árbol de Navidad, un abeto frondoso, tiene su origen pues, en el paganismo centro europeo; su uso se generalizó a partir del siglo XVII desde la ciudad de Estrasburgo y de allí al resto del mundo. La iluminación del arbolito tiene vínculo con la claridad frente al mortecino sol invernal.
La decoración del árbol se puede vincular también a los cultos paganos pre-cristianos: cuando el árbol perdía sus hojas se creía que era abandonado por el espíritu que lo animaba es por eso que se los decoraba con telas y piedras de colores de manera de que su espíritu retornara a él.
Hoy en día el mundo Cristiano pone el árbol en conmemoración de la Navidad, festividad en las casas, las luces del árbol nos recuerdan que el Señor Jesús es la luz del mundo que ilumina nuestras vidas, sacándonos de las tinieblas del pecado y guiándonos en nuestro peregrinar hacia la Casa del Padre.
La estrella. Fue la que guió a los Reyes Magos hacia Belén. Y el verdor del árbol nos recuerda el brote de vida nueva, el nacimiento de Jesús.
MGuatyMarrero para Cjaronu