Una detonación y el hallazgo de un segundo artefacto, que no explosionó, aumentan la tensión en Nueva York poco antes de la llegada de un centenar de jefes de Estado a la sede de la ONU JAVIER ANSO…
La explosión rompió cristales de varios edificios de la zona, dañó coches y escaparates de negocios de alrededor y se escuchó en buena parte del barrio.
La noticia se propagó como la pólvora por la ciudad: ocurrió a la hora punta de los servicios de cena en los restaurantes de la ciudad y la calle 23 es una de las principales arterias que cruzan de Este a Oeste la isla de Manhattan. No hay demasiados locales abiertos al público ni restaurantes en el lugar de la explosión, pero sí es una zona muy transitada a esa hora de la noche.
El alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, compareció para explicar que se trató de una explosión “intencionada” y negó que tuviera, de momento, ninguna conexión con actividades terroristas.